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La tipografía juega un papel fundamental en la comunicación escrita y visual. Desde los libros que leemos hasta los logotipos que reconocemos al instante, la tipografía es la herramienta que da forma a las palabras y a nuestras percepciones.
Pero, ¿qué es exactamente? En este artículo descubriremos todos los aspectos importantes de la tipografía y su importancia en distintos contextos.
La tipografía, en su esencia, es más que simplemente la forma en que un texto está escrito. Su origen en las palabras griegas "tipos" (golpe o huella) y "grafo" (escribir) nos revela que se trata del arte de manejar y seleccionar caracteres tipográficos para la creación de trabajos de impresión.
Pero, ¿para qué realmente sirve la tipografía? Pues bien, su función es más profunda de lo que podrías imaginar. No solo embellece la estética del texto, sino que también:
Facilitar una comunicación efectiva.
Organizar y jerarquizar la información en el texto.
Diferenciar y destacar nuestro mensaje de la competencia.
Transmitir una imagen de quiénes somos a través de la palabra escrita.
En realidad, un tipo es un término que se refiere al diseño específico de una letra concreta o carácter individual. Este concepto se remonta a la invención de la imprenta por Gutenberg, quien creó tipos móviles, pequeñas piezas de plomo que representaban cada carácter. Cada letra tenía su propia plantilla única.
Por otro lado, cuando hablamos de tipografía, nos referimos de forma más amplia a un conjunto de letras, números y símbolos que siguen un diseño coherente y armonioso. La tipografía abarca todo el sistema de letras que utilizamos en un texto o proyecto de diseño.
Una vez conocemos lo que es una tipografía, es importante conocer también el significado de familia, fuentes y pesos tipográficos.
Llamamos familia tipográfica al grupo de tipografías diseñadas bajo los mismos criterios, es decir, que tienen una misma apariencia, estructura, y con características propias que se respetan en todas sus variantes.
Por ejemplo, hablamos de familias tipográficas cuando mencionamos la Arial, Montserrat, Garamond, Oswald, etc.
Dentro de una familia tipográfica, encontramos las fuentes, que se refiere al estilo o apariencia de un grupo de caracteres que siguen unas determinadas características.
Para seguir con el ejemplo anterior, la familia Arial cuenta con distintas fuentes como Arial Narrow, Arial Regular Condensed, etc.
Cuanto mayor sea el número de fuentes con las que cuenta una familia, más rica y variada será, por lo que podrá llegarse a usar más.
Los diferentes pesos de una tipografía se refieren a las distintas variantes de una misma familia tipográfica que tienen por diferencia el grosor de sus trazos.
Por ejemplo, hablamos de diferentes pesos tipográficos cuando nos referimos a Arial Bold y Arial Medium, aunque las dos pertenecen a la misma familia.
La cantidad de variantes de peso tipográfico puede variar, es decir, no hay un número mínimo o máximo de variaciones del peso en las tipografías, sin embargo, las más normales suelen ser:
Fino > Extra Ligero > Ligero > Regular > Medio > Seminegrita > Negrita > Extra Negrita > Negra
Thin > Extra Light > Light > Regular > Medium > Semibold > Bold > Extra Bold > Black
Además del peso, también existen otras variantes importantes que influyen en la apariencia de un tipo de letra. Las fuentes tipográficas pueden incluir estilos diferentes de peso, proporción, anchura y otras variables con pequeñas características que las diferencian del resto. Las más destacadas son:
La cursiva es una variante estilizada de una tipografía que inclina las letras hacia la derecha.
A menudo se utiliza para enfatizar palabras o frases en un texto o mostrar que una palabra es de otro idioma y proporciona una apariencia elegante y sofisticada.
Las versalitas, también conocidas como "small caps", son letras que tienen el mismo tamaño que las minúsculas, pero se asemejan a las mayúsculas en su altura y grosor.
Son ideales para resaltar nombres propios o encabezados de secciones de manera sutil y elegante.
Similar a las versalitas, las versalitas pequeñas son aún más pequeñas en tamaño y ofrecen un efecto sutil de mayúsculas sin dejar de mantener la apariencia delicada de las minúsculas.
Se utilizan comúnmente en encabezados y subtítulos para agregar un toque de estilo sin abrumar el diseño.
Integrar estas variantes tipográficas puede añadir diversidad visual a tus diseños y documentos, permitiéndote jugar con diferentes estilos para lograr el impacto deseado en tu audiencia.
La proporción es una variable tipográfica que desempeña un papel fundamental en la legibilidad y estética de un texto. Se refiere a la relación entre el ancho y el alto de los caracteres y, por ende, del conjunto de letras en una tipografía.
Una proporción adecuada garantiza una lectura fluida y agradable, evitando que las letras se vean apretadas o excesivamente espaciadas. Además, puede influir en la personalidad y el estilo de una fuente tipográfica. Una proporción más estrecha puede transmitir elegancia y formalidad, mientras que una más ancha puede dar un toque moderno y audaz.
Las tipografías siguen un diseño basado en ciertos criterios y elementos:
Son aquellas tipografías que en el final de sus trazos tienen unos pequeños remates llamados “serifas” a modo de decoración.
Esta característica hace que al ojo parezca que descansan sobre una línea, lo que las hace perfectas para texto corrido y sobre todo impreso en papel.
Suelen asociarse a la seriedad, antigüedad y tradición, debido a su origen histórico y el uso que se le ha dado a lo largo de la historia. Este grupo a su vez se divide en otros subgrupos, cada uno diferente entre sí y a su vez con diferentes connotaciones y significados.
Este estilo es el más antiguo y presenta serifs (pequeñas extensiones o remates) en las terminaciones de las letras.
Ejemplos notables incluyen Times New Roman y Georgia. Son ampliamente utilizadas en textos impresos, especialmente en libros y periódicos.
Estas tipografías se caracterizan por sus serifs finos y elegantes, así como por contrastes más pronunciados entre trazos gruesos y finos.
Ejemplos destacados son Bodoni y Didot. Suelen usarse en diseño editorial y de moda debido a su aspecto refinado.
Las serifs en este estilo son rectangulares y más gruesas que las de las serif tradicionales.
Tipografías como Rockwell y Courier son ejemplos de esta categoría. Son populares en publicaciones técnicas y anuncios.
Estas tipografías representan una transición entre las serif tradicionales y las modernas.
Tienen serifs más delgadas que las tradicionales pero no tan extremadamente finas como las modernas como la tipografía Baskerville.
En cambio, estas son aquellas tipografías que en el final de sus trazos no tienen decoraciones, sino que son tipografías uniformes y de trazos rectos.
Son una buena elección para titulares y textos cortos ya que pueden crear un buen contraste con el texto debido a que se suele usar tipografías serif debido a sus remates que ayudan a la legibilidad. Por ello, funcionan muy bien en soportes digitales ya que, los píxeles hacen que estas se vean mucho más limpias que las fuentes tipográficas con serifas.
Se suelen usar para transmitir sencillez, simpleza, modernidad y un aspecto más limpio y actual. Antiguamente, se empleaba para dar énfasis a una palabra en un libro o texto escrito con tipografías con serifas.
Este grupo, igual que las anteriores, se puede dividir en subclases, entre las que podemos encontrar tipografías tan conocidas como Monotype Grotesque (grotescas), Helvetica (neogrotescas), Futura (geométricas) y Roxborough (humanísticas).
Entran dentro de este grupo aquellas tipografías con apariencia de haber sido escritas a mano, ya que imita la escritura manuscrita.
Su uso se suele reducir al ámbito escolar, sobre todo en titulares o firmas, pero no en textos porque tienen una legibilidad más bien baja, y dentro de este grupo podemos encontrar dos subdivisiones:
En primer lugar, tenemos los tipos formales, que son aquellos identificables por estar inspirados en la escritura cursiva. Están inspiradas en la escritura manuscrita de grandes maestros escritores de los siglos XVII y XVIII. Esta escritura es muy característica, ya que se puede reconocer el uso de pluma para escribir, y es visible los trazos gruesos y finos que dependen de la dirección de la punta del pincel al trazarlo.
El segundo grupo de tipos es más informal, pues muestra unos trazos más imperfectos que parece que hayan sido creados con brocha en vez de pluma.
Dentro de esta categoría entrarían todas aquellas fuentes tipográficas con estilos y características propias, que siguen un diseño específico para el uso que tendrán.
Son buenas y específicas para rótulos, títulos y espacios destinados a llamar la atención debido a su poca legibilidad.
La construcción de una tipografía corre a cargo de un diseñador o tipógrafo, y esto conlleva un gasto y coste que más tarde se traducirá en un coste por la compra de la licencia para su uso. Pero no siempre.
Hoy en día es muy sencillo conseguir una tipografía, hay muchas opciones a las que recurrir. Aquí te explicamos algunas:
Como decíamos, puedes pagar por una tipografía a su diseñador, y esto te asegura el disponer de una tipografía para el resto de tus días o en su caso, tener en propiedad una tipografía única y exclusiva (todos conocemos la tipografía de Coca Cola, solo de Coca Cola).
Otra opción es recurrir a páginas webs donde almacenan miles de tipografías, como Google Fonts, de forma gratuita y con licencia de uso por parte del diseñador. Esta web es de las más usadas a la hora de crear una identidad corporativa, ya que tiene disponibles familias tipográficas completas. Además, te da opción de descargar la carpeta de la fuente y/o te genera un enlace para el uso web.
Y lo mejor es que todas las fuentes que verás en esta página están diseñadas correctamente, atendiendo a todos los criterios y aspectos necesarios.
Una tercera opción, aunque menos recomendable, sería buscar en sitios web como Dafont. Aquí, la profesionalidad en el diseño de tipografías suele ser más variable, y aunque encontrarás una amplia variedad de fuentes de todo tipo, muchas de ellas son creadas por amateurs y pueden presentar errores de diseño.
Estos problemas podrían comprometer la efectividad de un logotipo o la identidad corporativa de una marca, por lo que es importante ejercer cautela al elegir tipografías de fuentes menos fiables.
Como hemos visto a lo largo de este artículo, las fuentes tipográficas en la actualidad son archivos digitales y como tal, tienen un formato específico para su uso. Este formato puede variar según el sistema operativo en el que deben ser instaladas.
Existen diferentes tipos de formatos, cada uno con sus propias características y similitudes:
TrueType es un formato tipográfico que fue creado por Apple Computer en la década de los ochenta para hacer frente al formato de Adobe “Type1”.
Este nuevo formato representó un hito en la evolución de la tipografía digital al ofrecer a los diseñadores de fuentes un control mayor sobre los caracteres. Este control se tradujo en diseños tipográficos de calidad y legibilidad superiores en comparación con los sistemas anteriores.
Un rasgo distintivo de TrueType fue su capacidad de escalabilidad, lo que significa que las fuentes podían redimensionarse sin pérdida de calidad. Esto resultó especialmente valioso en la era emergente de la publicación digital y la impresión, donde las fuentes debían adaptarse a una variedad de tamaños y resoluciones.
Las OpenType(OTF) surgen en Microsoft para ser desarrollada más tarde junto a Adobe Systems y presentada al público en 1996. Actualmente, es el formato tipográfico más usado en las principales plataformas.
Las fuentes OpenType son altamente versátiles y compatibles tanto con iOS como con Windows.
Tienen una amplia capacidad de almacenamiento de glifos (hasta un total de 65.636 glifos) y son conocidas por su capacidad para agregar funciones tipográficas avanzadas, lo que las hace ideales para diseños complejos y proyectos de alta calidad.
Creado por Adobe Systems, es conocido por su calidad en impresiones de alta resolución y gráficos profesionales. Aunque menos común en la web, es ideal para proyectos de alta gama como impresiones litográficas y offset.
Ofrece reproducción precisa de texto y gráficos, siendo preferido en la industria editorial. Aunque puede ocupar más espacio y tener limitaciones de escalabilidad en comparación con formatos modernos, su precisión lo hace valioso para proyectos que requieren alta fidelidad tipográfica.
Estos son tipos de fuentes diseñados especialmente para su uso en sitios web.
Son como paquetes de fuentes comprimidos que se cargan rápidamente en las páginas web y funcionan bien con navegadores modernos.
Esto asegura que el texto en los sitios web se vea bien y se cargue de manera eficiente para una experiencia de usuario óptima.
A diferencia de otros formatos, las fuentes SVG utilizan gráficos vectoriales para representar letras y caracteres. Esto significa que las letras se describen como formas matemáticas en lugar de imágenes o contornos, lo que las hace ideales para escalarse sin pérdida de calidad.
Son excelentes para logotipos y diseños personalizados en la web, ya que se ven nítidas en cualquier tamaño y resolución. Sin embargo, su uso es menos común en comparación con otros formatos de fuentes como TrueType u OpenType, que son más versátiles y ampliamente compatibles.
Estas fuentes almacenan cada carácter como una imagen de mapa de bits, como una foto.
Son útiles en videojuegos y aplicaciones donde se necesita texto con un aspecto pixelado, como los antiguos juegos de arcade.
Estas fuentes son ideales para tamaños de fuente específicos, pero no se escalan bien a tamaños diferentes.
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