Las llaves, algo tan simple y básico pero a la vez tan útil… ¿Alguna vez te has parado a pensar en el origen y evolución de estas piezas en los hoteles?
Cuando nos vamos de vacaciones y nos hospedamos en un hotel, a veces podemos llegar a pecar un poquito… ¿Quién no se ha llevado alguna vez una toalla o albornoz de recuerdo? ¿O los típicos geles y champús en miniatura? Lo curioso es que antiguamente los clientes se llevaban a casa las llaves de la habitación y no especialmente por entrar y salir cuando quisieran, vamos a conocer por qué…
Nos remontamos a 1829, cuando se construye en Estados Unidos el hotel Tremont House de Boston, el primero de los hoteles que contaba con habitaciones con llave. Está claro que el por qué de su invención tiene una respuesta bastante sencilla y es para cumplir una función: abrir y cerrar las habitaciones para garantizar al huésped intimidad y seguridad.
Ahora bien, antiguamente las llaves de los hoteles eran muy pesadas y elegantes, igual que los llaveros personalizados con número que las acompañaban. Así lo dijo Roberto Torregrosa, director general de la cadena Guitart Hotels: “La gracia no era tanto la llave en sí, sino el llavero, porque era la identidad del establecimiento. Era su imagen.” En ocasiones, para algunos de los huéspedes, esos llaveros resultaban tan atractivos que no podían resistirse a llevárselos poniendo cualquier excusa como que se habían extraviado o que no se dieron cuenta al meterlos en la maleta. A veces, incluso los botones de los hoteles tenían que ir a correos a recoger algunos que eran devueltos tiempo después.
Hacia 1970, comenzaron a hacer los llaveros personalizados cada vez más pesados y voluminosos por una razón lógica, que el cliente no olvidase devolver las llaves y fuese más complicado que las pierda. Además de fomentar la interacción con ellos, ya que preferían dejarlas en conserjería al salir del hotel y recuperarlas cuando fuesen a dormir, momento que se podía aprovechar para intercambiar algunas palabras y conseguir mejorar su experiencia y confianza en el hotel.
Tiempo después aparecieron las tarjetas troqueladas con agujeros, que fueron sustituidas más tarde por las magnéticas, que eran más seguras. Sin embargo, el contacto cliente-recepcionista se fue diluyendo porque era más fácil llevar la tarjeta en la cartera que tener que pasar por allí todo el rato.
Ahora, en la era digital, muchos hoteles funcionan con tecnología prácticamente al 100%, pudiéndose incluso abrir las puertas con el móvil, lo que a priori terminaría por disolver del todo el trato directo con el cliente. No obstante, Raúl Amestoy, subdirector de Hotel Gran Bilbao, afirmaba que “en realidad, la digitalización en los hoteles es para que seamos más humanos, para que tengamos más tiempo en la recepción para interesarnos por el cliente y charlar con él sobre cómo le ha ido el viaje, si necesita algo, etc.”.
Además de facilitar el papeleo, estos últimos años la tecnología ha sido clave para evitar el contacto físico con los demás por la pandemia, para evitar más contagios.
Como hemos visto, las llaves de los hoteles han tenido una evolución bastante diversa en sus formatos. Actualmente, el sector de alojamientos turísticos apuesta por eliminar las llaves de las habitaciones en 2022, pero todavía no hay nada decidido. Es más, muchos hoteles optan por modernizar sus instalaciones lo menos posible para mantener ese factor “vintage” que está tan de moda estos años. Así que, posiblemente, mientras los hoteles existan, existirán también estas llaves que tanto recorrido han tenido a lo largo de la historia.
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