Si no rebajamos el uso de plástico, no habrá futuro. Es un material que inunda nuestra vida cotidiana, abarcando desde los envases de productos hasta nuestra ropa que, entre otros muchos ejemplos.
En consecuencia, cada año producimos millones de toneladas de residuos que acaban en el mar, contaminando y terminando con la vida de multitud de especies inocentes. Junto a ello, contamos con sendos datos demoledores: tan solo el 30 % de los plásticos son reciclados en nuestro país, mientras que una simple botella de plástico tarda en torno a 500 años en descomponerse.
Suficiente información como para poner de relieve la suprema importancia que tiene este asunto, ¿no crees?
¿Qué podemos hacer para reducir el uso de plástico?
Actualmente, se están desarrollando unas enzimas que pueden ayudar a eliminar los residuos plásticos. pero cometeríamos un grave error pensando que no debemos poner de nuestra parte. En ese sentido, existen pequeños gestos que podemos incorporar a nuestro día a día para frenar el consumo desmedido de plástico.
La clave está en ser capaces de reemplazar los objetos y utensilios cotidianos que son fabricados con plástico. Un ejemplo de esto pueden ser los vasos que utilizamos en las oficinas, los cuales siempre podemos sustituir por tazas de cerámica.
Por otra parte, podemos sumar mucho al cambio si evitamos el uso de las bolsas de plástico. Si trabajamos en un establecimiento podemos sustituirlas por bolsas de papel, mientras que como clientes podemos llevar siempre con nosotros las famosas y tan de moda tote bags.
La solución debe ser conjunta y partir de todos y cada uno de nosotros. Reducir el uso de plástico es posible, solo necesitas concienciarte. ¡Elige, y haz tu parte!