Un objeto tan sencillo y cotidiano como es para nosotros un bolígrafo, en su día fue un auténtico descubrimiento revolucionario que llegó para sustituir a los anteriores instrumentos utilizados en escritura y que han ido evolucionando durante siglos.
¿Sabías que el bolígrafo es uno de los objetos más populares entre los regalos publicitarios? Vamos a conocer primero la historia del bolígrafo y así descubriremos por qué.
El primer proyecto nació en 1888 en manos del norteamericano John J. Loud, quien patentó un procedimiento de escritura basado en una pluma con la punta en forma de bola, que permitía marcar sobre superficies duras y ásperas. Esta característica otorga sentido a la palabra en sí, ya que la etimología de la palabra bolígrafo viene de bola y grafo (que significa escritura en griego). Sin embargo, a pesar de las mejoras, las plumas estilográficas originales continuaban estando por encima.
Más tarde, algunos inventores perfeccionaron la técnica, como por ejemplo Evans y Lambert, que tenían ideas parecidas y quisieron sustituir la bola por una ruedita que se nutría de la tinta de una almohadilla entintada. Más o menos tenían la idea de bolígrafo pero no el bolígrafo.
Fue el inventor húngaro, László József Bíró, quien más tarde, en Buenos Aires, comenzó a encontrar la solución junto a su hermano György Bíró. Curiosamente, László era zurdo y siempre que escribía con pluma se terminaba manchando las manos, así que quiso añadir al diseño de Loud un conducto para llevar la tinta desde el depósito a la bolita por el efecto de la gravedad.
Su hermano, por su parte, inventó una tinta muy viscosa para evitar derrames y poder secarse rápidamente.
Los hermanos consiguieron hacer contactos en Argentina y, gracias a la aportación económica de algunos financieros, el invento llegó a mucha gente y se convirtió en un producto muy exitoso.
Poco a poco se dieron cuenta que debían mejorar la tinta para lograr un secado instantáneo como el de la imprenta. El químico austríaco Franz Seech inventó esa tinta mejorada en California y con la combinación Seech-Bíró se creó el bolígrafo moderno.
En la historia del bolígrafo, Marcel Bich obtuvo en 1953 una gran relevancia ya que su modelo “BIC” fue el primero en tener un precio especialmente económico, aunque al principio sí que era muy elevado al ser un artículo tan exclusivo. Más tarde, Bíró, uno de los hermanos anteriormente mencionados, vendió la licencia de su bolígrafo a la compañía BIC y se creó el famoso BIC cristal.
Definitivamente, se convirtió en un best-seller industrial por sus grandes ventajas y utilidades. A día de hoy es una pieza muy básica e indispensable para la gran mayoría de la población.
Como sabemos, durante estos últimos años, han ido surgiendo nuevos modelos y tipos de bolígrafos diferentes como los desechables, los que se pueden borrar o bolígrafos de muchos colores y formas distintas.
Aquí entran en juego los que nos interesan a nosotros, los bolígrafos grabados.
Como hemos indicado al principio, dentro de los regalos promocionales, se trata de uno de los más populares por su gran utilidad y bajo presupuesto. Los bolígrafos personalizados son un producto en el que se puede ver con mucha claridad el logotipo de la empresa gracias a la infinidad de diseños que existen. Se pueden entregar en diferentes ocasiones, tanto en acciones puntuales como en grandes eventos. Esto es una gran oportunidad para que las marcas se expandan y aumenten su notoriedad.
Nadie suele rechazar un bolígrafo, ya que es un instrumento que se va a utilizar antes o después y las empresas pueden adecuar su diseño y personalizar los bolígrafos para sentirse en armonía con su esencia y estilo corporativo. Anímate a regalar este detalle tan original a tus empleados y clientes más especiales.